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domingo, 24 de marzo de 2013

ORACIÓN Y REFLEXIÓN PARA EL 25 DE MARZO

Dice tu Angel hoy:
 
Renueva cada día el ofrecimiento de ti mismo en tu vida conyugal y familiar.
 
Eres consciente hasta que punto eres privilegiado en esto. Por el ofrecimiento constante de ti mismo, vuelves a poseer este privilegio.
 
La familia es la imagen trinitaria menos imperfecta. Es sagrada.
 
Soy feliz de veros a todos unidos en el Corazón de Dios.
Y conmigo los ángeles de la guardia de los otros miembros de la familia.
 
Nosotros somos vuestros mensajeros. Enviadnos en misión. Lo hacéis tan pocas veces.
 
Estamos a vuestro servicio.

 
Oración original a San Miguel
para ser realizada sosteniendo un crucifijo en alto

(“Levanta el Crucifijo y reza esta oración con la señal de la cruz. Haz esto en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Tú vencerás.
Reza esta oración todos lo días,
ya que la batalla es enorme…”)
 
Oh Glorioso príncipe de la Hueste Celestial,
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla y en el terrible combate
que estamos librando contra los principados
y Potestades del aire,
contra los Dominadores de este mundo tenebroso,
en contra de todos los Espíritus del Mal.
 
Ven en ayuda del hombre,
a quien Dios Todopoderoso creó inmortal,
hecho a su imagen y semejanza,
y redimido por un gran precio,
de la tiranía de Satanás.
 

Pelea en este día la batalla del Señor,
junto con los santos ángeles,
igual que combatiste al líder
de los orgullosos ángeles, Lucifer,
y a su hueste apóstata,
quienes no tuvieron poder para resistirte
y tampoco hubo ya lugar para ellos en el cielo.
 
Esa cruel serpiente antigua,
llamada el diablo o Satanás,
que seduce al mundo entero,
fue arrojada al abismo junto con sus ángeles.
 
Mira, este enemigo primitivo y asesino
del hombre ha tomado fuerza.
 
Transformado en un ángel de luz,
anda alrededor del mundo
con una multitud de espíritus perversos,
invadiendo la tierra para borrar
el nombre de Dios y de Jesucristo,
apoderarse, asesinar y arrojar a
 la eterna perdición de las almas
destinadas a la corona de la gloria eterna.
 
Este malvado dragón vierte,
como la inundación más impura,
el veneno de su malicia
en los hombres de mente depravada
y corrupto corazón; el espíritu de mentira,
 de impiedad, de blasfemia,
y de aire pestilente de impureza,
y de todo vicio e iniquidad.

Estos astutos enemigos han llenado
y embriagado con hiel y amargura esta Iglesia,
la esposa del Inmaculado Cordero,
y han puesto sus manos impías
en sus más sagradas posesiones.
 
En el Santo Lugar, en donde la sede de San Pedro
y el asiento de la verdad han sido colocados
como la luz del mundo, ellos han levantado
el trono de su abominable impiedad,
con el designio inicuo
de que cuando el Pastor sea herido,
también las ovejas pueden ser heridas.

Entonces levántate, oh Príncipe invencible,
dale ayuda al pueblo de Dios
en contra de los ataques de los espíritus perdidos.
 
Dale la victoria al pueblo de Dios:
Ellos te veneran como su protector y patrón;
 en ti la gloriosa Iglesia se regocija
con tu defensa contra el maligno poder del infierno;
a ti te ha confiado Dios las almas de los hombres
para ser establecida en bienaventuranzas celestiales.
 
Ora al Dios de la paz,
para que ponga a Satanás bajo nuestros píes,
derrotado para que no pueda más mantener al hombre
en cautiverio y lastimar a la Iglesia.
 
Ofrece nuestras oraciones a la vista del Altísimo,
para que pronto pueda encontrar misericordia
a los ojos del Señor; y venciendo al dragón
 la antigua serpiente que es el diablo y Satanás,
tú nuevamente lo pongas cautivo en al abismo,
para que no pueda ya más seducir a las naciones.

Amén.
 
L: Miren la Cruz del Señor;
y sean dispersos los poderes enemigos.
 
R: El León de la tribu de Judá
ha conquistado la raíz de David.
 
L: Qué tu misericordia esté sobre nosotros, oh Señor.
R: Así como hemos tenido esperanza en Ti.
 
L: Oh Señor, escucha nuestra oración.
R: Y deja que mi llanto llegue a Ti.
 
L: Oremos
 
Oh Dios, Padre nuestro, señor Jesucristo,
invocamos a tu Santo Nombre,
y suplicantes imploramos tu clemencia,
para que por la intercesión de la siempre Virgen María, Inmaculada Madre nuestra,
y por el glorioso San Miguel Arcángel,
Tú te dignes ayudarnos contra Satanás
y todos los demás espíritus inmundos,
que andan por el mundo
para hacer daño a la raza humana
y para arruinar a las almas.
 
Amén.
 
Fuente: Libro de la Devoción
a la preciosa sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
 
 
 

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